
No tenía entrenador. No tenía patrocinio. Ni siquiera tenía tenis nuevos. Tenía algo más grande: fe… y orgullo de sus raíces. Corrió con falda tradicional, huaraches y un bastón de madera. Nada de tecnología. Nada de lujos. Solo fuerza ancestral y una voluntad imposible de romper.
Candelaria Rivas Ramos, mujer rarámuri de Chihuahua, caminó casi 14 horas para inscribirse al Ultra Maratón de los Cañones. 63 kilómetros. Casi 2,800 metros de desnivel. Lo ganó en 7 horas y 34 minutos… superando a más de 300 competidoras.
“Si ellos pueden, yo también puedo”, se dijo. Y pudo.
Su triunfo no fue solo deportivo. Fue un mensaje para quien cree que necesita más para lograrlo.
Porque cuando Dios enciende un fuego en tu corazón… ni la montaña más alta puede detenerte.
Haz llegar esta historia a quien necesite recordar que la fe también corre.