
Washington / Ciudad del Vaticano, 8 de mayo de 2025 — El mundo católico aún digiere la histórica elección de León XIV, el primer Papa nacido en Estados Unidos, cuando una imagen insólita resurge de las redes: Donald J. Trump, vestido como Sumo Pontífice, sentado en un trono papal, con mitra y gesto de autoridad.
Lo inquietante no es solo la imagen —visiblemente generada por inteligencia artificial—, sino su fecha de publicación: días antes del cónclave. El expresidente la compartió en sus redes sociales, generando hoy una ola de especulaciones. ¿Sabía algo? ¿Fue una coincidencia? ¿Un acto deliberado?
¿Suerte, instinto político o advertencia?
Al saberse que Robert Prevost, también estadounidense, fue elegido Papa bajo el nombre de León XIV, la imagen adquirió un tono profético para algunos, burlón para otros, e incluso conspirativo para los más desconfiados.
Las redes explotaron con preguntas: ¿metió Trump sus narices en el Vaticano? ¿Está enviando un mensaje simbólico? ¿O simplemente se adelantó con un meme que ahora parece un presagio?
El «Papa Trump» y el poder de la narrativa digital
No es la primera vez que Trump se representa a sí mismo en roles mesiánicos, militares o religiosos. Su habilidad para ocupar el centro del discurso público, incluso sin cargo oficial, sigue intacta. En este caso, su imagen papal fue interpretada como una jugada política simbólica, como si dijera: “el mundo aún gira en mi órbita”.
El hecho de que el nuevo Papa sea estadounidense refuerza ese simbolismo. Aunque no hay evidencia de ninguna influencia real de Trump en el proceso eclesiástico, la coincidencia ha alimentado todo tipo de teorías. Desde los que lo llaman “visionario” hasta los que lo acusan de querer apropiarse de cada evento global.
Silencio en Roma, ruido en redes
Como era de esperarse, el Vaticano no ha comentado sobre la imagen. Pero en algunos sectores tradicionales se percibe preocupación: el primer Papa estadounidense inicia su pontificado bajo la sombra inesperada de un expresidente que lo anticipó —al menos visualmente— con un gesto que mezcla burla y poder.
Y como si no fuera suficiente, Trump aprovechó el momento para felicitar al nuevo pontífice en redes sociales, llamando a León XIV “un gran honor para nuestro país” y asegurando que será “muy significativo” conocerlo. ¿Bendición diplomática o jugada para seguir en escena? La imagen ya está sembrada.