
Enclavado al pie de la imponente Sierra del Diablo, en el rancho El Hundido, un cráter de gran profundidad ha despertado la fascinación de exploradores y científicos. Este enigmático pozo, de 30 metros de diámetro y 185 metros de profundidad, resguarda un río subterráneo de agua dulce en una región donde predominan las aguas saladas, así como vestigios de millones de años de historia.
Custodiado por los cañones de El Apache y El Hundido, el cráter forma parte del ecosistema único de la Sierra del Diablo, cercana a Sierra Mojada, Coahuila, una zona rica en fósiles del Mar de Thetis que cubrió gran parte de México y Texas en la prehistoria. Este lugar también se encuentra a unos pasos de la mítica Zona del Silencio, que comparte leyendas y misterios con Chihuahua, Durango y Coahuila.

En su interior yace una bóveda oscura del tamaño de un estadio de fútbol, donde abundan restos fósiles y secretos aún inexplorados. Sin embargo, el cráter también guarda una trágica historia: años atrás, el propietario del lugar intentó descender al abismo utilizando un artefacto diseñado por él mismo. Desafortunadamente, el cable que lo sostenía se desprendió, y el hombre cayó al vacío, sellando su destino en este insondable lugar.
El cráter del rancho El Hundido no solo representa un testimonio de la historia natural, sino también un escenario que alimenta la imaginación y las leyendas de los pobladores, consolidándose como un enigma en el norte de México.
